Un oído humano no tiene la misma "ganancia" en diferentes frecuencias. Percibiremos el mismo nivel de presión sonora a 1 kHz más alto que a 100 Hz. Para compensar este "error", utilizamos curvas de ponderación de frecuencia, que dan la misma respuesta que tiene el oído humano.
El ejemplo más conocido es la ponderación de frecuencia en la medición del nivel de sonido, donde un conjunto específico de curvas de ponderación conocido como ponderación A, B, C y D, según se define en la norma IEC 61672.
Las mediciones no ponderadas de la presión sonora no se corresponden con el volumen percibido porque el oído humano es menos sensible a frecuencias demasiado bajas y altas. Las curvas se aplican al nivel sonoro medido, mediante el uso de un filtro de ponderación en un sonómetro.